Columna de opinión

No tenemos ni un puto duro, pero…

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El pasado jueves, recordaréis, Esperanza Aguirre fue pillada en uno de estos clásicos deslices de micrófono abierto y verdades que salen al aire. Inaugurando un nuevo centro de innovación junto a su amigo Alberto Ruiz-Gallardón, nuestro queridísimo alcalde (¿No echáis de menos su guiñol? Yo sí), a la presidenta regional se le escapó la siguiente afirmación:

«Menos mal que tenéis dinero. ¡Qué suerte tenéis! Nosotros no tenemos ni un puto duro».

A lo que el alcalde no pudo más que responder lo siguiente:

«Ni nosotros tampoco» .

Chachi. Ayuntamiento y Comunidad sabíamos que no estaban en su mejor momento económico por culpa de la crisis, y de la presión de los mercados, y de las primas de riesgo, y del pérfido Zapatero («Ja» a todo), pero afirmar tan a las claras que no hay nada de pasta es preocupante. Sabemos que el Ayuntamiento de Madrid acumula una deuda brutal, producto de las faraónicas obras que se ha marcado la alcaldía en la última década. Pero de la Comunidad no sabíamos nada (yo al menos, viendo los recortes de servicios pensaba que iría decente la cosa), si bien nos lo podíamos imaginar.

¿Y qué es lo más sangrante de todo? ¿El que hayan llevado a la región de Madrid a una situación prácticamente de bancarrota? No. Eso no, porque las administraciones públicas tienen que gastar. Mejor gastar y endeudarse manteniendo los servicios públicos que lo contrario. Lo sangrante es seguir oyendo a Gallardón proponiendo megaproyectos que, al menos desde aquí, consideramos innecesarios. Básicamente dos: la reforma del eje Prado-Recoletos y la candidatura a los Juegos Olímpicos de 2020.

La reforma de los paseos del Prado y de Recoletos es uno de los megaproyectos de Gallardón, de esos que lleva años intentando poner en marcha para cambiar la fisionomía de Madrid, su modelo de transportes y bla bla, bla bla. Lo de siempre, que básicamente es levantar el Paseo del Prado durante cinco años, para destrozar el sistema de tráfico del centro (que queramos o no, algo tiene que haber, y para reducirlo hay otras maneras), convertir una zona histórica con caracter propio en una zona Siza más (Carrera de San Jerónimo, Callao, Cuesta de Moyano, Ópera, Sol) llena de granito y mobiliario supermoderno y superfuncional y, supuestamente, dotar de más espacio al peatón. Todo ello, como de costumbre, presupuestándolo en, pongamos, 200 millones de euros, pero gastando finalmente unos 1.000 millones. El Paseo del Prado, cierto es, tiene muchas zonas que necesitan una reforma, pero no esta reforma que lo va a convertir en otra cosa, en una avenida sin carisma, sin atractivo. Hay zonas degradadas que necesitan mejorarse, y hay que invertir en ello. Pero lo que puede suponer la reforma que propone Gallardón puede ser algo muy doloroso…

La candidatura para los Juegos Olímpicos, más de lo mismo. No voy a negar que con la candidatura de 2012 yo estaba ilusionado. Con la de 2016 algo, pero menos. Pero no creo que la ciudad esté en un momento fuerte para lanzarse a un proyecto de esta magnitud. Vale que es un proyecto que a la larga beneficia a la ciudad y puede traer muchos recursos, pero con la deuda que ahora mismo tenemos no podemos embarcarnos en cosas así, que requieren un desembolso brutal en instalaciones y equipamientos que, si nos pasa por tercera vez, te puedes acabar comiendo con patatas. Vaya, si hasta la propia Esperanza se da cuenta de lo que esto podría suponer, ahora mismo, para Madrid.

Madrid, 12 de julio de 2011.